Monumento Natural de la Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos: ¡ganas de verde!

Monumento Natural de la Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos: ¡ganas de verde!

Que haya recientes estudios científicos que hayan determinado que pasear y disfrutar en espacios naturales únicos tiene consecuencias beneficiosas para nuestra salud no deja de ser la constatación científica y con nombres rimbombantes de que deambular por la naturaleza «sienta muy bien».

Y recorrer el Monumento Natural de la Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos es, por sí mismo, el mejor «laboratorio» para hacer efectivos estos estudios sobre los beneficios naturales de vivir la naturaleza. Entre las muelas de Carrascosa y de San Cristóbal, nos esperan más de ochocientas hectáreas de pura naturaleza, en donde tilos centenarios, avellanares, bujes, pinos negrales, sabinas y álamos temblones convierten este espacio en un auténtico crisol de arbolado, confiriendo a este paisaje la imagen de un verdadero cuento.

La primera vez que uno se acerca a esta bella «Arcadia verde» es proclive a pensar que se encuentra en un bosque de latitudes norteñas que, por arte de magia, ha sido trasladado más al sur para asombro de todos.

Y es que nos encontramos inmersos en un auténtico reducto de vegetación atlántica. Una hoz que, durante milenios, se ha ido labrando en la roca caliza esta garganta fluvial en el estribo meridional del sistema ibérico.

Junto a tanta variedad arbórea, una fauna a la altura de un paraje único: nutria, gato montés, jineta, martín pescador, tejón, ciervos y el curioso murciélago mediterráneo de herradura encuentran, entre cascadas, meandros, tobas y travertinos su peculiar reserva faunística. Y sobrevolando nuestras cabezas, colonias de buitre leonado que, aprovechando las corrientes de aire caliente, se mecen en busca de comida.

El curioso nombre del Sumidero de Mata Asnos hace referencia a una cavidad que recoge las aguas de un pequeño arroyo que recorre más de cuatro kilómetros hasta que ve la luz en las proximidades de la Casa de la Toba, y de la cual hablaremos más tarde.

A Beteta se puede llegar por la carretera a Guadalajara y, luego, por la N-320 hasta Cañaveras. Otra opción para acceder a la hoz, y la que recomendamos, es llegar hasta el pueblo de Puente de Vadillos y tomar la CM-210, recientemente elegida por la revista de viajes Condé Nast Traveller como una de las diez carreteras paisajísticas más bonitas de España.

Antes de llegar a la localidad conquense, en el kilómetro 47,6 de la CM-210, se halla el puente de Tablas, donde arranca la senda botánica. Si es fin de semana, puede que nos encontremos con vehículos aparcados en el inicio, por lo que es recomendable hacer el camino al revés, iniciando nuestra andadura aguas arriba desde el puente que hay junto a la fuente de los Tilos, en el kilómetro 46 de la misma carretera. Ahí habrá más espacio para dejar nuestro vehículo.

Para profundizar y disfrutar de tan excepcional enclave y conocer el auténtico valor del patrimonio natural de esta hoz, recomendamos realizar una ruta interpretativa por la senda botánica con alguna empresa de ecoturismo, pues, muchas realizan rutas interpretativas, fotográficas…, todas ellas con un hilo argumental tremendamente original: ir más allá de la mera ruta por el campo y en donde comprobaremos que el resto de los sentidos que poseemos nos pueden dar más información y sensaciones de las que nos pensamos y nos expliquen el excepcional valor de lo que nos vamos encontrando.

Te explicarán con todo detalle las características geológicas y botánicas de este entorno con reminiscencias jurásicas y cretácicas, porque esta tierra es pródiga en simas, cuevas, travertinos, un goce para los que tienen alma de espeleólogos o de aventureros…

Y os mostrarán, entre otros, un endemismo de esta zona que os llamará poderosamente la atención: la grasilla (pinguicula mundi), planta carnívora protegida que devora los pequeños insectos que quedan adheridos a sus hojas.

Hay que tener mucho cuidado, pues a menudo la gente toca esta flor y la planta se seca al tener contacto con nuestros dedos. Esta es una de las cientos de curiosidades que os explicarán con amenidad y conocimiento quienes han pateado con corazón este vergel.