El Tormagal de Masegosa: la otra Ciudad Encantada que no se conoce

El Tormagal de Masegosa: la otra Ciudad Encantada que no se conoce

Cuando pensamos en los paisajes de piedra en forma de Ciudad Encantada de Cuenca, lo primero que viene a la mente es la famosa estampa de la misma, tan visitada como fotografiada…, pero hay otro lugar, igual de fascinante, que raramente aparece en los folletos turísticos: El Tormagal.

Este mágico rincón se encuentra en el término municipal de Masegosa, a tan solo cuatro kilómetros del pueblo, y es una joya escondida que merece la pena descubrir.

El Tormagal está enclavado en el Monumento Natural de Muela Pinilla y El Puntal, que fue declarado con esta distinción en 2003.

Esta impresionante área natural abarca una extensión de 640 hectáreas, convirtiéndola en la más grande de toda España. A pesar de su tamaño, El Tormagal rara vez aparece en los circuitos turísticos convencionales, lo que lo convierte en un verdadero tesoro oculto.

A diferencia de la famosa Ciudad Encantada que todos conocemos, El Tormagal es una formación kárstica única que ha sido esculpida por la erosión de las dolomías. Aquí, las piedras han adoptado formas caprichosas, creando callejones, oquedales y depresiones que te transportarán a un recorrido de piedra completamente distinto.

La morfología de El Tormagal se caracteriza por los relieves de las rocas, principalmente calizas y dolomías, que han sido sometidas a un proceso de erosión química y física a lo largo de miles de años.

El agua, como siempre ocurre en la Serranía, desempeña un papel fundamental en este proceso, ya que estas rocas son solubles en ella. El resultado son tormos, cuevas, covachos y simas que se entrelazan de manera caprichosa, creando un paisaje que parece sacado del taller de un escultor. 

El Tormagal no solo es un lugar de belleza natural excepcional, sino que también alberga una rica biodiversidad, siendo un refugio de fauna y flora. Aquí, el pino albar y el sotobosque, que incluye enebros, rosales silvestres, gillomos y acebos, crean un manto verde que contrasta con las rocas que las perimetran. Además, una variedad de plantas rupícolas se aferran a las paredes de las rocas y se arraigan en sus grietas, creando una paleta de colores y texturas impresionante.

Los amantes de la fauna también encontrarán su paraíso aquí, ya que El Tormagal es hogar de una gran diversidad de mamíferos, como el ciervo, el gamo, el jabalí, el zorro y el gato montés.